Las investigaciones sugieren que los comportamientos y hábitos de un estilo de vida saludable promueven la salud mental y el bienestar. TambiĂ©n pueden utilizarse tanto para prevenir como para tratar afecciones de salud mental, como la ansiedad, la depresiĂłn, los trastornos del espectro bipolar, el trastorno de estrĂ©s postraumático y los trastornos psicĂłticos. Estos comportamientos de estilo de vida se agrupan en cinco categorĂas generales:
- Actividad fĂsica
- NutriciĂłn
- Prácticas de atención plena y mente-cuerpo
- Sueño reparador
- Conexiones sociales
- Evitar sustancias nocivas
Estas prácticas requieren motivación y esfuerzo por parte del individuo. Estas prácticas se pueden adaptar a las circunstancias de cada persona. No es todo o nada, las personas pueden abordar los aspectos que les funcionan y les atraen, y los enfoques pueden cambiar con el tiempo.
En el tratamiento de los trastornos de salud mental y el trabajo con profesionales de la salud mental, las intervenciones en el estilo de vida en estos ámbitos, como el movimiento diario o la elecciĂłn de alimentos nutritivos, pueden complementar y aumentar el beneficio terapĂ©utico de la medicaciĂłn, la psicoterapia y otros tratamientos. Estas intervenciones tambiĂ©n pueden utilizarse para prevenir las enfermedades mentales e incluso se ha demostrado que promueven la salud fĂsica.
Un principio rector es desarrollar pequeños hábitos sostenibles en varios ámbitos segĂşn considere oportuno, trabajando con profesionales para diseñar estrategias, modificando e incorporando estos hábitos en la vida diaria para mejorar su bienestar mental. Con el tiempo, los cambios en un área del estilo de vida pueden contribuir a mejoras en otras áreas. Por ejemplo, la mejora del sueño y la nutriciĂłn pueden contribuir a la energĂa para realizar más actividad fĂsica.
Actividad fĂsica
La actividad fĂsica influye la salud mental. Se ha demostrado de manera consistente que el ejercicio reduce los sĂntomas de la depresiĂłn y mantiene el bienestar, tanto como tratamiento principal como en combinaciĂłn con medicaciĂłn o terapia. TambiĂ©n hay pruebas de que el ejercicio beneficia a las personas con trastorno de estrĂ©s postraumático (TEPT), ansiedad y trastorno por dĂ©ficit de atenciĂłn con hiperactividad (TDAH).
La actividad fĂsica tambiĂ©n puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo en los adultos mayores. En tĂ©rminos más generales, el ejercicio regular tiene un impacto positivo en la funciĂłn cognitiva y aumenta la plasticidad neuronal (la capacidad del cerebro para cambiar), lo que puede mejorar el aprendizaje y la adaptaciĂłn. La actividad fĂsica puede adoptar muchas formas: caminar, correr, clases de fitness, deportes organizados, etc. Gran parte de la investigaciĂłn se ha centrado en los beneficios del ejercicio aerĂłbico y el entrenamiento de resistencia, como el entrenamiento con pesas.
Los breves episodios de ejercicio intercalados a lo largo del dĂa pueden ser una forma fácil de incorporar el movimiento diario en las rutinas diarias. Esto podrĂa implicar unos minutos de subir escaleras o saltos de tijera o flexiones. Algunas personas afirman que hacer estos breves descansos para hacer ejercicio cada hora aproximadamente durante las tareas sedentarias tambiĂ©n ayuda con la atenciĂłn y la concentraciĂłn, lo que puede aportar el beneficio añadido de mejorar la productividad.
NutriciĂłn
La comida es medicina, y las investigaciones demuestran el impacto significativo de las dietas ricas en nutrientes en la salud mental. La dieta y la nutriciĂłn pueden afectar a los sĂntomas de las enfermedades mentales y al riesgo de padecerlas.
Las dietas que se centran en alimentos integrales, en particular verduras, frutas, legumbres, cereales no procesados, frutos secos, semillas, aceite de oliva y pescado, se asocian con efectos positivos en la salud mental. Por el contrario, las dietas ricas en alimentos procesados, ingredientes artificiales, cereales refinados y azĂşcar en exceso se han asociado con peores resultados de salud mental. Por ejemplo, algunas investigaciones han descubierto que una dieta saludable reduce el riesgo de depresiĂłn y, en el caso de las personas con depresiĂłn, ayuda a reducir los sĂntomas depresivos. (El plato saludable (dieta latina))
La dieta mediterránea, que incluye una cantidad considerable de verduras, frutas, frutos secos y legumbres, una cantidad moderada de aves, huevos y lácteos, y una cantidad limitada de carne roja, se ha revelado especialmente beneficiosa. Aunque aĂşn no se comprenden del todo los vĂnculos entre la dieta y la salud mental, se cree que los componentes de la dieta mediterránea, como la fibra, micronutrientes que se encuentran en las plantas y las grasas poliinsaturadas (como los ácidos grasos omega-3), pueden fomentar la diversidad del bioma intestinal. La diversidad del bioma intestinal puede, a su vez, contribuir a una salud mental positiva.
Además, cada vez hay más pruebas que respaldan el uso de nutrientes especĂficos para ayudar a tratar diversos trastornos psiquiátricos. (Más informaciĂłn sobre nutriciĂłn y salud mental (en ingles)).
Prácticas de atención plena y mente-cuerpo
Las investigaciones tambiĂ©n han identificado los beneficios de las prácticas de mente-cuerpo, como el yoga y el tai chi, y las prácticas de meditaciĂłn y atenciĂłn plena. Estas prácticas pueden reducir el estrĂ©s, mejorar el bienestar y ayudar a reducir los sĂntomas de las afecciones de salud mental.
Si bien el estrĂ©s es normal, el estrĂ©s crĂłnico disminuye la capacidad de afrontamiento y puede afectar negativamente a la salud fĂsica y mental. Estas prácticas pueden ayudar a calmar la mente y el cuerpo y reducir el estrĂ©s, y cada vez son más populares. Se estima que 33 millones de estadounidenses practicaban yoga en 2023, frente a los aproximadamente 21 millones de 2010. Y casi 4 millones practican tai chi. Se estima que el 14 % de los adultos practican alguna forma de meditaciĂłn consciente o espiritual.
Se ha demostrado que prácticas como el yoga cambian la estructura y la función de las regiones del cerebro, incluyendo cambios significativos en las áreas involucradas en la regulación de las emociones y el estrés.
La reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR, por sus siglas en inglés) también tiene beneficios terapéuticos bien establecidos. Por ejemplo, un estudio descubrió que un programa de reducción del estrés basado en la atención plena es tan eficaz como la medicación para el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada. Un programa de reducción del estrés basado en la atención plena es impartido por instructores capacitados y suele consistir en ocho sesiones grupales semanales que abarcan una variedad de prácticas de meditación formales e informales (como la meditación sentada, el escaneo corporal, las técnicas de respiración, la caminata consciente y la atención plena en las actividades diarias), prácticas y técnicas de yoga consciente, debates en grupo e instrucciones y grabaciones para practicar en casa.
Más recientemente, la respiraciĂłn ha ido ganando interĂ©s como una intervenciĂłn diferenciada. Las prácticas de respiraciĂłn se han asociado con niveles reducidos de estrĂ©s y una mejora de los sĂntomas de ansiedad y depresiĂłn. La respiraciĂłn se incluye a menudo en las prácticas de yoga y meditaciĂłn.
(Más información sobre atención plena y meditación (en ingles)).